La muerte de la joven Elisa Lam, cuyo cuerpo apareció en un tanque de agua en la terraza del establecimiento después de una conducta extraña en un ascensor, alimentó la leyenda negra del edificio de 19 pisos del peligroso barrio Skid Row de Los Ángeles. El caso se sumó a los catorce suicidios y siete crímenes comprobados, los dos asesinos seriales que tuvo entre sus huéspedes y los espectros en sus ventanas.