diciembre 23, 2024

Bangkok.- La malasia Grace S. Nathan aún no ha podido superar la pérdida de su madre, pasajera del vuelo MH370 de Malaysia Airlines de cuya desaparición se cumple mañana el décimo aniversario con solo algunas pistas que indican que pudo haberse estrellado en el océano Índico.

Nathan, una de los portavoces de las familias afectadas por el MH370, afirma en una entrevista por videoconferencia con EFE, que siente que todos estos años ha estado haciéndose las mismas preguntas sin respuestas sobre su madre, Anne Daisy, y los otros 238 ocupantes del Boeing 777 que desapareció el 8 de marzo de 2014.

«Es difícil pasar página cuando no tienes ni una sola repuesta (…) No sabemos porqué giró el avión, no sabemos dónde está el avión, no sabemos qué pasó y no sabemos por qué pasó. Me hacía esas preguntas hace diez años. Lo sigo haciendo ahora», dice la malasia de 36 años y que vive en Kuala Lumpur junto con su marido, de nacionalidad española, y dos hijos pequeños.

Nueva búsqueda

El pasado domingo, Nathan participó en un evento para conmemorar el décimo aniversario de la desaparición del MH370 en Subang Jaya, cerca de Kuala Lumpur, donde asistieron otros familiares, quienes también continúan buscando respuestas sobre el MH370, uno de los mayores misterios de la aviación.

Al día siguiente, el primer ministro de Malasia, Anwar Ibrahim, dijo que su país está dispuesto a reabrir la investigación si se descubren indicios «convincentes», lo que ha supuesto un revulsivo a la esperanza de las familias.

«Creo que hay posibilidades de que se reinicie la búsqueda», afirma la malasia, quien agrega que Ocean Infinity, la empresa que realizó la última exploración del avión en 2018, está dispuesta a reanudarla.

Pese a las buenas noticias, Nathan reconoce que su estado de ánimo cambia a diario y recuerda como una «montaña rusa» los primeros días y semanas tras la desaparición del vuelo MH370 unos 40 minutos después de despegar de Kuala Lumpur con destino a Pekín.

Su madre tenía pensado ir a China a visitar a su marido una semana antes, pero tuvo que retrasar el viaje y terminó subiéndose al Boeing 777.

Nathan, que entonces estudiaba Derecho en el Reino Unido, tomó un avión a Kuala Lumpur en cuanto su padre le dijo que había ocurrido algo con el avión.

«No tenía internet y fueron las 14 horas más largas de mi vida porque no tenía ni idea de lo que había ocurrido», explica la malasia, que actualmente trabaja como abogada penalista en su país.

Angustia

En los siguientes días, semanas y meses, Nathan, su padre y su hermana, así como los familiares del resto de los ocupantes del avión, vivieron bajo angustia la falta de información y la gran atención mediática internacional.

Poco a poco empezaron a conocerse algunos detalles de lo que ocurrió con el MH370 gracias a los análisis de los radares militares y de los satélites Inmarsat.

Según la investigación oficial, alguien apagó el sistema de comunicaciones y cuando el avión entraba en la zona aérea vietnamita giró hacia el suroeste, cruzando la península de Malasia y volando unas seis horas hasta estrellarse supuestamente en el océano Índico.

Las teorías sobre lo que ocurrió van desde que fue uno de los pilotos el que derribó el avión de manera deliberada a que fue un fallo técnico o incluso que fue secuestrado.

Nathan prefiere ceñirse a las pruebas y la información contrastada, como algunas piezas del avión encontradas en algunos lugares del Índico, aunque el cuerpo del aparato no ha sido localizado en dos extensas operaciones de búsqueda.

Las últimas palabras

La abogada malasia y otros familiares mantienen el contacto a través del grupo de apoyo Voice 370, que difunde en las redes sociales información y organiza eventos para recordar la tragedia.

Con todo, reconoce a veces habla sobre su madre en presente, como si solo «se hubiera ido de vacaciones» porque no puede asumir que ya no está.

También recuerda vívidamente las últimas palabras de su madre porque esta le dijo «te quiero», algo que no se suele decir tan a menudo en Asia.

«No lo decimos verbalmente. Igual lo escribes en una postal de Navidad, de cumpleaños o algo así, pero entonces me dijo que me quería y recuerdo que yo estaba como, oh, esto es extraño, pero le dije también ‘te quiero’ y me alegro de haberlo hecho porque fue la última conversación que tuvimos», recuerda Nathan.

 

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