diciembre 23, 2024

Tras el análisis del atentado yihadista de Moscú, Francia ha declarado el estado de alerta máxima antiterrorista, estimando que son muy altos los riesgos y amenazas de atentados yihadistas, en la perspectiva de los Juegos Olímpicos del verano que viene.

Emmanuel Macron, presidente de la República, reunió en el Elíseo, la tarde-noche del domingo, un consejo de seguridad excepcional, en la que participaron Gabriel Attal, primer ministro y jefe de Gobierno, acompañado de los ministros de la Defensa, Asuntos Exteriores, Justicia e Interior.

Poco antes de las diez de la noche del domingo, Attal anunció oficialmente que «teniendo en cuenta las circunstancias, tras el atentado de Moscú, hemos decidido elevar a su máximo nivel el estado de alarma nacional, el estado de urgencia atentados».

En términos prácticos, ese nivel de urgencia antiterrorista anuncia la movilización de más soldados, más antidisturbios, más gendarmes y policías especializados en las inmediaciones de todos los grandes monumentos y edificios públicos, acentuando de manera muy severa las medidas de seguridad en los transportes públicos y las fronteras, por tierra mar y aire.

 

Desde el 2015, cuando Francia sufrió una trágica serie de acciones terroristas, contra el semanario satírico ‘Charlie Hebdo’, contra el Estadio nacional de fútbol y el ‘Bataclan’, la legendaria sala de conciertos, se han sucedido una docena de atentados yihadistas, matanzas de profesores, bombas contra colegios, multiplicándose las amenazas directas contra maestros y profesores en todas las escuelas e institutos de Francia.

Desde hace semanas, la perspectiva de los Juegos Olímpicos de finales de julio y mediados de agosto que viene, ha movilizado a todos los servicios de seguridad del Estado.

Sin que exista una relación ‘directa’, el atentado de Moscú ha confirmado y agravado sospechas, inquietud e incertidumbre.

El enfrentamiento directo y brutal entre Vladimir Putin y Emmanuel Macron, partidario de una línea dura contra Rusia, en Ucrania, añade otro factor de inquietud profunda: Francia está en primera línea de crisis, con una población musulmana muy ‘permeable’ a las influencias yihadistas. Más del 60 % de los 6 / 7 millones de franceses de confesión musulmana estiman que su religión está ‘por encima’ de las instituciones del Estado.

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