Más de 10.000 detenciones de personas se han registrado en Ecuador en los 48 días del «conflicto armado interno» que el presidente Daniel Noboa declaró a inicios de enero contra el crimen organizado, a cuyas bandas, dedicadas principalmente al narcotráfico, pasó a considerar como grupos terroristas.
El número de detenidos alcanzó los 10.134 en el último balance diario publicado este domingo por el Gobierno de Ecuador, de los que 268 fueron capturados acusados de «terrorismo», mientras que el mismo reporte señala que se han decomisado más de 64 toneladas de drogas.
Hasta ahora las fuerzas de seguridad han ejecutado 126.436 operaciones conjuntas (más de 2.600 cada día), 171 de ellas contra bandas criminales denominadas ahora por las autoridades como grupos terroristas.
Además, se han incautado 3.040 armas de fuego, cerca de 20.000 explosivos, más de 214.000 balas, 1.353 cargadores de balas y casi 4.200 armas blancas.
Durante el estado de excepción las fuerzas del orden han abatido a nueve personas a las que han identificado como terroristas; han fallecido tres miembros de la Policía y no se han registrado bajas en las filas castrenses.
Los agentes también han decomisado a la delincuencia 979 vehículos, 1.147 motocicletas y 28 embarcaciones, entre ellas un semisumergible para transportar droga; además de unos 253.000 dólares en efectivo.
En la estadística se mantiene la cifra de 34 reos recapturados, de los casi 90 que se fugaron de las cárceles donde, a comienzos de año, ocurrieron varios motines de reclusos con 200 rehenes entre guardias y policías que lograron ser liberados.
Tras declarar el «conflicto armado interno», el Gobierno del presidente Daniel Noboa identificó a al menos 22 grupos del crimen organizado transnacional y los ubicó «como organizaciones terroristas» y «actores no estatales beligerantes».
Al señalar a esos grupos como beligerantes, el mandatario abrió una puerta legal para que las Fuerzas Armadas junto con la Policía actúen con todos sus recursos para neutralizarlos.
La espiral de violencia en Ecuador se desató en medio de la aplicación del Plan Fénix del Gobierno contra el crimen.
En principio, esa estrategia buscaba recuperar el control de las prisiones, muchas de ellas dominadas internamente por grupos de delincuentes, cuyas rivalidades dejaron más de 450 presos asesinados desde 2020 en una serie de masacres carcelarias.
Sin embargo, la violencia carcelaria saltó a las calles hasta convertir a Ecuador en uno de los países más violentos, con 45 homicidios intencionales por cada 100.000 habitantes en 2023.